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Editorial

El Salario y la distribución de la riqueza

Por Victorio Paulón - La vigencia de una política económica
sustentada fundamentalmente en la devaluación del tipo
de cambio ha puesto en medio de la escena un nuevo elemento
por donde pasa la lucha del movimiento obrero y es la
cuestión salarial y los convenios colectivos de trabajo.
Queda para los especialistas el análisis de la consistencia
de la reactivación económica y su sustentabilidad, pero que
los trabajadores fueron y siguen yendo por el salario es una
verdad de la etapa. A veces pública y mediática, muchas otras
oculta y al interior de las fábricas, el ronroneo creciente es ya
una presión muy fuerte que comienza a preocupar al gobierno
y a los empresarios.

Aquí es importante señalar que tanto el salario real (salario
nominal contra costo de vida) como el relativo (salario
nominal contra costo de producción) abren un escenario
estratégico para la negociación colectiva. Es bueno analizar
para ver el efecto tan devastador del menemismo, tanto desde
el ángulo del empleo como de la estructura del salario y , por
lo tanto, cuanto queda por recuperar.

En la actividad metalúrgica, específicamente en la siderurgia
(una de las más privilegiadas por la pesificación), a partir
del abandono de la Convertibilidad la categoría inferior creció
un poco más del 260 por ciento (peón $1,09 a $4 en enero
del 2006) mientras que el salario real promedio se recuperó a
julio del 2005 en un cien por cien contra un aumento del costo
de vida de aproximadamente el 70 por ciento. En los hechos
esto significa que 1) estamos en camino de volver al salario
donde lo acordado en las convenciones rondaba entre el 70 y
el 80 por ciento del salario de bolsillo, cuando en los noventa
no llegaba al 30 por ciento; 2) Sin embargo, con un crecimiento
del salario real del 70 por ciento los trabajadores solo
logran equiparar el incremento de la productividad durante el
periodo de la postconvertibilidad, es decir, mantener la exigua
participación que teníamos en el año 1991 (una de las
más bajas de las últimas décadas).

Ante este panorama, la balcanización salarial de los 90 nos
impone un seguimiento de cada lucha y de cada conflicto para
que su resultado sea un avance colectivo. Una de las tareas
centrales para los trabajadores durante esta etapa es aumentar
su participación en términos de la distribución del ingreso y
no seguir percibiendo la vigente en el año ’91 ¡Esa es la distancia,
este es el desafío!

Estamos convencidos que la distribución de la riqueza
también se mide por el valor del salario por lo cual
Federación de Trabajadores de la Industria Argentina
(FETIA) entiende que contribuir al fortalecimiento de nuestra
Central impone un gran esfuerzo de análisis, seguimiento e
incondicional apoyo a todas las luchas salariales.

Los trabajadores telefónicos, de los subterráneos, de
Sulfacid, de Ford, de General Motors, de los hospitales, los
siderúrgicos etc. vuelven a ser referencias que van marcando
en cada una de sus luchas los avances reales de los trabajadores
en la transformación del mapa más in-equitativo que vivió
nuestro país.

El menemismo y su continuidad histórica en el gobierno
de la Alianza nos dejaron un mundo del trabajo precarizado,
fragmentado, con altos índices de pobreza y exclusión. Esto
ya estalló en diciembre del 2001. Hoy la tarea, la lenta tarea
es reconstruir con mirada de clase nuestra participación real
en la riqueza que generamos.